lunes, 25 de mayo de 2009

El Chi-rin-gui-to














La misión sigue adelante, terrícolas. Esta vez, entregado hasta las últimas consecuencias a mi dura labor de exploración, me adentré en los peligrosos márgenes del río Spree. Como una especie de Mekong centroeuropeo, el Spree oculta horrores que harían empalidecer al mismísimo coronel Kurz. Sin embargo, también tiene su cara amable. Por favor, presten atención a la foto que adjunto, en la que es posible apreciar una típica construcción berlinesa: el chiringuito.

Efectivamente, esta especie de barraca de madera a pie de playa abunda en esta ciudad. Los chicos y chicas del lugar vienen aquí a entregarse a inocentes juegos románticos y beber refrescos espumosos mientras contemplan el agua, que en estas latitudes tiene ese brillo que sólo el anticongelante y otros deshechos industriales saben darle. He hecho algunas averiguaciones y esto lo inventaron los soldados alemanes que estuvieron destinados en África durante la segunda guerra mundial, al mando del general Rommel, un ilustre chiringuitero que siempre que podía abandonaba el frente para acercarse a la barra. Tanta arena todo el día tenía que servir para estimular la imaginación. Observando detenidamente la actitud del lugareño de la foto, no cuesta mucho explicar porqué perdieron la guerra. Pero es que no se puede estar en todo.

Berlin 24 ºC. Corto y cierro.