
Pero, es cierto. No sólo de riesgo se vive en Berlin. En esta ciudad, uno puede experimentar estampas cotidianas cargadas de encanto urbano. De tanto en tanto yo también me entrego a las tradiciones que los berlineses saben mantener como ningún otro pueblo en este planeta. En el documento que adjunto a mi informe me ven, tal y como viene siendo habitual, entregado a la tarea de participar activamente de la vida berlinesa. En este caso formando parte de una curiosa costumbre: el saludo distante. Son tan cariñosos los lugareños que al salir a la calle, no contentos con dirigir un amistoso saludo a sus vecinos y allegados, sienten en imperioso arrebato de la solidaridad y comienzan a saludar a todo aquel a quien alcanza la vista. Que la gente esté lejos y haya valla de por medio no son cosas que puedan asustarlos. Observen como se usan los prismáticos y las escaleras para transmitir el saludo aún más lejos. Y luego dicen que la vida moderna es solitaria.
Berlin 24 ºC. Corto y cierro.
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