sábado, 14 de febrero de 2009

aurora

Sin embargo, el universo te sorprende cada día con algo nuevo.
Cuando todo parece parte de una monotonía de negrura infinita, sólo atravesada de cuando en cuando por el brillo filiforme de la luz muerta procedente de alguna estrella lejana, de ese vacío surge algo bello. Hoy contemplé esta aurora magnética que, como la flor de un día que crece tras una lluvia ocasional en el desierto, apenás duró lo justo para embaucarme con su belleza. Conseguí tomar una breve instantánea de colores desvaídos que parecen jugar a resbalar sobre el casco de la nave.

Espero que su contemplación os sea tan placentera como a mí, a vosotros que siempre tenéis algo más importante qué hacer.

3 comentarios:

Manuel G. Mairena dijo...

visto y oído!

(quién sabe cuándo mira por la escotilla y cuándo no...) dijo...

Ay Manolito... hoy te ví en el mercadito comprando pescadito/ de la mano tu romance/pasaste junto al miguel/ y no me diste un saludito...

La poesía te consume güey... cada día más lacónico...

Manuel G. Mairena dijo...

escribiendo el día de san valentín!! eso está penado, no?