domingo, 14 de diciembre de 2008

Porque estaba ahí


La ví y comprendí enseguida que me había enamorado. Aparentemente fría, supe al punto que esa mirada era para mi. Como un asteroide a la deriva; como una bala perdida que te atraviesa el pecho antes de que tengas tiempo de interrogarte de dónde viene.Tendida, se ofrecía lánguidamente a quien quisiera contemplarla. Pero sólo yo me detuve y contemplé su interior. De cosmonauta a cosmonauta en verdad os digo: la vida en el espacio es así, desarrolla uno extrañas afinidades que son como tentáculos de una sensualidad envasada al vacío, siempre retorciéndose.

3 comentarios:

Manuel G. Mairena dijo...

chico encapsulado, te diré un secreto: acabará por hacerte daño.

Anónimo dijo...

¿Y ella te vio?

(quién sabe cuándo mira por la escotilla y cuándo no...) dijo...

Me vió... pero no me miró. Una pena. Tenía ojos de un vidrio azul tan hermoso