lunes, 10 de marzo de 2008

Eterno retorno

¿Véis terrícolas, como yo tenía razón? Tanto escándalo y tanta algarabía para que al final se asomen al balcón los dos mismos de siempre. Total, que viviremos una reedición de los últimos cuatro años y por fin sabremos qué es aquello que explicaban en el instituto del eterno retorno.

A mí es que las cosas de la tierra me producen esa sensación entre cálida y sobrecogedora del Deja-Vu. Todo resultaría más interesante si impusiéramos a los políticos alguna norma interesante que cambiara las reglas del juego: usen ustedes corbatas de topitos rosas, no digan mentiras o miren al cielo cada quince segundos... cosas así harían ridículo el ejercicio del poder, ¿verdad? Quiero decir más ridículo. Mientras tanto, podéis conformaros con ver la cara de pánfilo que me ha quedado después de observar todo el proceso desde la escotilla...


eso, cuando no me ha dado por llorar pensando en que a más de uno le ha costado la vida. Por cierto, eso de que alguien encontró a esa niña que se perdió... no se crean nada, yo la he visto pasar por aquí: llevaba, por lo menos, órbita de Saturno y se entretenía en recoger un hatillo de brillos de cometa mientras iba haciendo camino...

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