Mi retiro no ha durado mucho. Ayer uno de los contactos enviados por Control a Berlín me citó, mediante un sofisticado mensaje encriptado introducido en una colilla que abandonó junto a mi puerta, para que acudiera a cierto lugar de la noche berlinesa. "Es hora de introducirte es los ambiente más turbios", me dijo. Asi que me preparé para acudir al punto de reunión: un antro en Oranienburguer Str. No puedo dar detalles de lo que allí ocurrió pues pondría en peligro el compromiso de confidencialidad de la misión, pero he aprendido algunas cosas que a buen seguro me servirán para una mejor integración en este lugar del planeta. Por ejemplo, he aquí algunos de mis hallazgos:
a) la bebida típica de los berlines cuando salen a disfrutar del tiempo libre es el "Tequila", un potentísimo destilado elaborado con cierta planta crasa que debe de crecer sólo en las afueras, ya que en los parques del centro no se encuentra.
b) Caso de que ésta no sea del agrado del consumidor, existe otra opción, el "mojito". Un combinado del mejor ron teutón con el jugo de los famosos limones de Brandemburgo y algo de azúcar.
c) Una típica danza alemana: la "salsa". Muy animada y popular, esta danza sirve a los berlineses desde la baja edad media para festejar que el invierno se acaba ya mismo, sobre el 15 de agosto.
d) El himno de todo Berlinés: "bamboleo". Por alguna extraña razón, cuando este tema suena todos salen a la pista de baile, donde se debaten entre convulsiones y otras contracciones violentamente espasmódicas. Probablemente un ejercicio de catársis cuyo origen se remonta al principio de los tiempos.
Berlin, 9 ºC.
Corto y cierro.