Joder qué pedazo de ingravidez llevo hoy en la cabeza. De verdad. Ahí dentro todo debe estar flotando y chocando unas cosas con otras. De otra forma no se explica que no sea capaz de concentrarme en nada más de dos minutos. Creo que estoy iniciando mi involución a invertebrado. dentro de poco me saldrán agallas y seré un pez, y después me arrastraré en mi forma de pez otra vez al agua, y allí iré encogiendo y expulsando funciones orgánicas faltas de uso, como la memoria, los dientes o el bazo, hasta convertirme en una bonita célula translucida de color verdeazulado flotando libre en un caldo de cultivo.
¿Qué no? Dadme un par de viernes como este, y ya veréis...
viernes, 26 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
eres como el Lazarillo. y no por lo de pícaro o cornudo, sino porque en la segunda parte del libro -poco leída y menos estudiada- se convierte en un pez. así que ánimo en tu metamorfósis, yo por si acaso voy preparando la pecera.
Publicar un comentario